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Séptimo Vicio

EL SEXTO HARRY

EL SEXTO HARRY

 

En 1971 Clint Eastwood de la mano de Don Siegel interpreta al inspector Harry Callahan en Harry, el sucio. Es el comienzo de la “leyenda” a partir de ahí vendrían cuatro bodrios más: Harry, el fuerte (1973), Harry, el ejecutor (1976), Impacto súbito (1983) y La lista negra (1988).  Pero el Clint posterior a “Sin Perdón” (1992) “¡Arrepentíos o Perecereís!”  No podía dejar abierto este círculo infernal. Harry debía expiar todas sus culpas y lo hace en Gran Torino con un final digno del más pecador de los pecadores.

Realmente el protagonista de Gran Torino, Walt Kowalski, es el alter ego de Harry Callahan, un justiciero violento, pero también un hombre tranquilo…

Lo de las mujeres Hmong, o Ham (Jamón en la versión doblada) como las llama Kowalski en la peli, a las que tuve el honor de conocer en Sapa (Vietnam) lo dejaremos para otra ocasión bloguera.

EMOCIONANTE

EMOCIONANTE

 

Las profesiones jurídicas tienden a la contradicción moral, de ahí al alcoholismo u otros vicios sólo hay un paso (en esto las películas engañan poco). Recuerdo unas prácticas en la facultad en las que un profesor ante las ansias de justicia de una alumna nos explicó brutalmente la diferencia entre Derecho (justicia formal) y la Justicia (justicia material). Aquí no se viene a hacer Justicia, nos dijo, se viene a aprender la aplicación del Derecho, el resultado podrá ser justo o no, pero esa es una discusión meramente moral o filosófica. Aplicar el Derecho sólo requiere conocimientos, técnica y sentido común. Sin embargo, hacer Justicia es más difícil. La misión de un médico o de un fontanero es clara: sanar al enfermo o que el grifo no gotee, no hay más (otra cosa es que nos saquen el dinero tratando de sanar lo que no tiene curación o que se dejen la llave inglesa en la tubería). Un jurista, sin embargo, sólo defiende a su cliente, pero ¿hace justicia?. El juez aplica normas, pero ¿hace Justicia?

Soy muy crítico en general con todo el proceso jurídico, desde la elaboración de la norma hasta su aplicación, tanto administrativa como judicial. El refranero refleja muy bien la situación cuando dice: ¡Pleitos tengas!... aunque los ganes, o Es mejor un mal arreglo que un buen pleito.

Pero hoy me he sentido Bien, leyendo una Sentencia emitida por un Juez de dudosa técnica al que no le tengo el menor aprecio profesional (sus sentencias suelen ser comentadas por su deficiente fundamentación jurídica) y en la que no nos daba precisamente la razón, pero en la que impartía auténtica Justicia (por una vez en su vida, al menos).

A la gente que lea este post y no tenga nada que ver con esta jodida profesión el párrafo anterior les parecerá una exageración, pero créanme, en estos ámbitos rara vez podemos decir que se ha hecho Justicia con mayúsculas.

Por eso, me he acordado de esa gran película llamada Philadelphia, con Bruce Springsteen y Neil Young en la banda sonora. El argumento, por si alguien no la ha visto, es muy sencillo: Andrew (Tom Hanks) es un abogado de un bufete para ricos, contrae el SIDA y es despedido. Decide demandar al bufete y para ello contrata al abogado del barrio, Miller (Denzel Washington).

Cuando en el interrogatorio a un testigo (trabajador del bufete) Miller le pregunta si es homosexual, el juez le llama al estrado para advertirle de que esa pregunta no procede, entonces Miller se calienta y le dice al juez que lo que se dirime es el odio hacia el homosexual, razón del despido, por lo que la pregunta sí viene al caso.

El juez, no menos caliente, le quita la palabra y le manda sentar diciéndole: en esta sala la justicia es ciega en materia de raza, credo o inclinaciones sexuales.

Miller responde: con todo mi respeto señoría, no vivimos en esta sala, ¿verdad que no?

Juez: No, es cierto

Entonces Miller se dirige a Andrew y le pregunta: ¿Qué le hace ser un abogado excelente?

Andrew: Me encanta el Derecho.

Miller: ¿Qué es lo que le encanta del Derecho?

Andrew: Pues… muchas cosas. Que de cuando en cuando, no muy a menudo, pero alguna vez, uno puede participar en el hecho de hacer justicia. Y realmente, cuando ocurre, es emocionante.

25 AÑOS DE SCARFACE

25 AÑOS  DE SCARFACE

 

Año 1980. Éxodo de Mariel, puerto desde el que partieron miles de cubanos con dirección a Miami. En USA vieron con satisfacción el éxodo, es el fin de Castro pensaron, la gente sale en masa. Nada más lejos de la realidad. Pronto los estadounidenses salieron de su error, entre los miles de exiliados Castro les enviaba lo mejor de las cárceles cubanas, en Cuba no queda nada que robar, violar o asesinar, váyanse a los USA que allí les esperan con los brazos abiertos –les dijo Castro. Pronto los americanos tuvieron sus cárceles llenas de marielitos.

Año 1983. Se estrena Scarface (Brian de Palma con guión de Oliver Stone y música de Giorgio Moroder). Antonio “Tony” Montana (Al Pacino) llega como refugiado, pero pronto encuentra trabajo de lo suyo en Miami.

Tony con su enorme visión de futuro ve claro el negocio: Esta ciudad es como un enorme coño esperando a que lo follen –dice.

Y tiene claras sus aptitudes: "Todo lo que tengo en esta vida son mi palabra y mis cojones y no los rompo por nadie" “¿de quien me fío? me fío de mi mismo, de quien coño me voy a fiar”.

Inmediatamente formula un plan de negocio que lo va a llevar al estrellato: "si te metes conmigo, te metes con el mejor o si jodes conmigo, jodes con el mejor".

Establece sus prioridades: En este país primero tienes que hacer dinero. Después, cuando tienes el dinero, tienes el poder. Y cuando tienes el poder, consigues a la mujer.

Pero cuando consigue a la mujer empieza la cuenta atrás: "si vuelvo a escuchar hablar a otra mujer más de su puta dieta, te juro que le corto el cuello"

Pero toda historia llega a su fin: "game over maricón!"

Si les ha gusta este post aquí pueden leer otro sobre la película original de 1932, también titulada Scarface.

El amor.... ¿existe el amor?



Escena que da título a la película. Una mujer que sabe va a morir. Dos adolescentes explorando la vida. Alcohol. Conexiones neuronales. Una romántica canción. Química a raudales. Las feronomas actúan. El despertar será revelador.

GONZÁLEZ IÑÁRRITU


Me parece el sucesor de Buñuel. Me impactó Amores Perros (es curioso como pueden entrelazarse las vidas de las personas, lucha de gigantes, gran canción del gran Antonio Vega) y 21 gramos (qué dura, pero qué creíble).