LO SALVAJE
Hay un éxtasis que señala la cúspide de la vida, más allá de la cual la vida no puede elevarse. Pero la paradoja de la vida es tal que ese éxtasis se presenta cuando uno está vivo, y se presenta como un olvido total de que se está vivo. Ese éxtasis, ese olvido de la existencia, alcanza al artista, convirtiéndolo en una llama de pasión. Alcanza al soldado, que en el ardor de la batalla ni pide ni da tregua, y alcanzó a Buck que corría al frente de la jauría lanzando el atávico grito de los lobos y pugnando por atrapar la presa que huía a la luz de la luna. Estaba surcando los abismos de su especie y de las generaciones más remotas, estaba retornando al seno del Tiempo. Estaba dominado por el puro éxtasis de la vida, por la oleada de la existencia, por el goce perfecto de cada músculo, de cada articulación, de cada nervio, y todo era alborozo y delirio, expresión en sí misma del movimiento que lo hacía correr triunfante bajo la luz de las estrellas y sobre la materia inerte y helada. "La llamada de lo salvaje" Jack London
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