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rutamudejar

UBÚ REY

PADRE UBÚ. Tengo el honor de anunciaros que para enriquecer el reino voy a hacer perecer a todos los Nobles y apoderarnos de sus bienes.

NOBLES. ¡Horror! ¡Ayudadnos, pueblo y soldados!

PADRE UBÚ. Traed al primer Noble, y dadme el garabato de Nobles. A los que se condene a muerte los pasaré por la trampa, caerán al subsuelo del Pincha-Puercos y de la Sala-de-la-Calderilla, por donde se les sacara el cerebro. (Al Noble.) ¿Quién eres, macaco?

EL NOBLE. El conde de Vitepsk.

PADRE UBÚ. ¿A cuánto ascienden tus ingresos?

EL NOBLE. A tres millones de rixdales.

PADRE UBÚ. ¡Condenado!

(....)

PADRE UBÚ. Daos prisa, rápido, ahora quiero hacer leyes.

VARIOS. Vamos a verlo.

PADRE UBÚ. Primero voy a reformar la Justicia, después de lo cual procederemos con la Hacienda.

VARIOS MAGISTRADOS. Nos oponemos a todo cambio.

PADRE UBÚ. Mierdra. Para empezar, no se pagará más a los magistrados.

MAGISTRADOS. ¿Y de qué vamos a vivir? Somos pobres.

PADRE UBÚ. Tendréis las multas que pronunciéis, y los bienes de los condenados a muerte.

UN MAGISTRADO. Horror.

OTRO. Infamia.

OTRO. Escándalo.

OTRO. Vergüenza.

TODOS. Rehusamos juzgar en condiciones semejantes.

PADRE UBÚ. ¡A la trampa los magistrados! Se debaten en vano.

MADRE UBÚ. ¡Eh! ¿Qué haces, Padre Ubú? ¿Quién hará justicia ahora?

PADRE UBÚ. ¡Toma! Yo. Verás qué bien va a marchar todo.

MADRE UBÚ. Sí, será un buen tinglado.

PADRE UBÚ. ¡Basta! Cállate, mamoncesto. Ahora, señores, vamos a proceder con la Hacienda.

PADRE UBÚ. Cómo, quiero cambiarlo todo, yo. Primero, quiero para mí la mitad de los impuestos.

HACENDISTAS. ¡Casi nada!

PADRE UBÚ. Señores, estableceremos un impuesto de un diez por ciento sobre la propiedad, otro sobre el comercio y la industria, y un tercero sobre los casamientos, y un cuarto sobre los fallecimientos, de quince francos cada uno.

PRIMER HACENDISTA. Pero esto es idiota, Padre Ubú.

SEGUNDO HACENDISTA. Es absurdo.

TERCER HACENDISTA. No tiene pies ni cabeza.

PADRE UBÚ. ¡Os burláis de mi! ¡A la trampa con ellos!

MADRE UBÚ. Pero bueno, Padre Ubú, ¿qué clase de rey eres? Acabas con todo el mundo.

PADRE UBÚ. ¡Eh! ¡Mierdra!

MADRE UBÚ. No más Justicia, no más Hacienda.

PADRE UBÚ. No temas nada, mi dulce niña. Yo mismo iré de pueblo en pueblo a cobrar los impuestos.

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