50 AÑOS DE ¿REVOLUCIÓN?
Hace un mes se cumplieron 50 años del triunfo de la revolución cubana. No pensaba escribir sobre el tema, pero como todo el mundo ya lo ha hecho voy a añadir un poco más de ruido.
Jorge Masetti en su libro “El furor y el delirio” transcribe esta cita del Che en 1963: “La historia de las revoluciones tiene una gran parte subterránea, no sale a la luz pública. Las revoluciones no son movimientos absolutamente puros; están realizadas por hombres y se gestan en medio de luchas intestinas y de ambiciones. Y todo esto cuando se va superando, se convierte en una etapa de la historia, que bien o mal, con razón o sin ella, desaparece”.
Pues bien, ya hace muchos años que la revolución desapareció en Cuba. Hoy la revolución es un engañabobos. La élite política emite soflamas revolucionarias que el pueblo corea con desgana mientras los comités de defensa de la revolución y la policía pasan lista, quedarse en casa es sinónimo de desafección al régimen.
Me parece injusto afirmar (como Gorki Agila del grupo punk PornoparaRicardo) que el 59 fue un error. Los logros de la revolución en campos como sanidad y educación son innegables (basta visitar algunos países vecinos, a Santiago de Cuba llegan balseros procedentes de Haití por poner un ejemplo), si bien es cierto que actualmente en los dispensarios hay médico, pero a veces no tienen ni gasas para hacer una simple cura.
Es cierto que el embargo ha hecho y hace mucho daño a la economía cubana, pero no es menos cierto que la mayoría de los países comercian con Cuba sin restricciones, ergo el embargo tiene mucha culpa de la situación, pero sólo en parte. La caída del bloque soviético supuso el fin de la subvención socialista, menos mal que ahora ha llegado el petróleo venezolano y ecuatoriano a cambio de médicos e instructores (deportivos y militares), que hay que exportar la revolución.
Los cubanos están hasta los cojones de no tener acceso a productos básicos que siempre están racionados y que ahora pueden adquirirlos en tiendas en moneda convertible a precios astronómicos, si se enteran (basta con un mero rumor) de que en una tienda va a llegar una partida de jabón no dudan en hacer unos kilómetros para ponerse a la cola con su cartilla de racionamiento en la mano. Los dirigentes cubanos viven a años luz de su pueblo, ellos no tienen problemas de abastecimiento ni de transporte, ni siquiera han reconocido todavía que la guerra de Angola fue el Vietnam cubano.
La muerte del líder mesiánico supondrá la descomposición del sistema en luchas intestinas por el control del poder y, como siempre, ganará el que menos escrúpulos tenga. Aquí Obama tendrá mucho que decir, esperemos que lo diga bien.
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