LA DERROTA DE LA VIDA

 

Quizás sea el boxeo uno de los deportes que mejor representa a la vida misma, a veces hay derrotas de las que no te levantas, de eso sabía mucho Jake Lamotta interpretado magistralmente por Robert de Niro en Toro Salvaje.

En estos momentos en que los trabajadores más humildes se están llevando las ostias, gracias a la voracidad de los poderosos, es el momento de hacer un homenaje al proletario del ring: Peter Buckley, cuyas seguras derrotas fueron aprovechadas por espabilados promotores para engordar el historial de otros boxeadores más jóvenes y de paso, seguramente, el bolsillo de su manager. Quizás nadie ya nunca se acuerde de él y vete a saber los andurriales por los que habrá encaminado su vida, yo me lo quiero imaginar en un gimnasio destartalado de algún suburbio de Liverpool dando consejos a jóvenes aspirantes a alimentar la bestia de la vida. Creo que Clint Eastwood debería hacer una película sobre él, se lo merece.

He aquí el guión de su Vida:

El peor boxeador del mundo colgó los guantes en la pelea 300 a los 39 años de edad, sufrió 257 derrotas en su carrera pugilística. El británico (no podía ser de otro sitio) Peter Buckley, con 19 años de profesional en la categoría superpluma, dejó en su historial 31 victorias, ocho por la vía del K.O., y doce nulos.

En los últimos cinco años, Buckley consiguió perder 88 combates seguidos,  42 de ellos por la vía rápida. Buckley peleó con tal frecuencia que en ocasiones subía al ring con un ojo morado del último combate, habiendo convertido sus derrotas en una rutina.

A lo largo de toda su carrera siempre estuvo preparado para un nuevo combate, aunque fuera para sufrir una derrota más. "Me paso todo el tiempo en el gimnasio, así que si me invitan a boxear con solo dos horas de antelación, digo que sí", explicaba. "El boxeo ha sido algo bueno para mí. Cuando era joven tenía problemas con la policía. Fui un chico salvaje y el deporte me dio algo en lo que creer en la vida, le dio sentido. Dejé mi huella en el ring, de un modo u otro".