OBAMA, NO NOS FALLES
Hartos de los políticos tradicionales, de los funcionarios inmovilistas, de los banqueros de siempre, de los sindicatos burocratizados, de los caciques económicos que controlan los medios de información… Por fin llega un soplo de aire fresco, como decía Bob Dylan, los tiempos están cambiando.
La herencia que recibe Obama en el ocaso del capitalismo salvaje y de la globalización a costa del planeta y de la propia humanidad es terrible. No podemos exigir soluciones de hoy para mañana y con efectos el mes que viene. Asistimos al fin de una era y al inicio de una nueva. El camino que vamos a recorrer va a ser horrible, pero Obama promete cambiar, promete una globalización humanista, y eso me da esperanza en el futuro.
El discurso de Obama tiene luces y sombras, rompe con el pasado, pero nombra a Dios (seis veces) y apela a la Nación (diecinueve veces) y al patriotismo (dos), aunque promete cambio (cuatro veces) y libertad (dos). En términos deportivos el resultado no me parece muy bueno. Aquí más bien podría parecer el político americano de toda la vida (no olvidemos que parte con una tara, a pesar de haber derrotado a la candidata del aparato del partido, la ha nombrado Secretaria de Estado). Yo de haber podido votar en las elecciones americanas me habría decantado por el voto en blanco, pero la gente no ha optado por un vuelco radical y ha votado por el cambio ofertado por Obama, veamos en que consiste su programa. De todo el discurso programático me permito entresacar lo siguiente:
Empieza describiendo y reconociendo un panorama desolador:
Que estamos en medio de una crisis es algo muy asumido. Nuestra nación está en guerra frente a una red de gran alcance de violencia y odio. Nuestra economía está gravemente debilitada, como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos, pero también por el fracaso colectivo…
Se han perdido casas y empleos y se han cerrado empresas. Nuestro sistema de salud es caro; nuestras escuelas han fallado a demasiados; y cada día aporta nuevas pruebas de que la manera en que utilizamos la energía refuerza a nuestros adversarios (¿se referirá a Arabia Saudí o a Rusia, Irán y Venezuela, o a todos?) y amenaza a nuestro planeta.
Menos tangible pero no menos profunda es la pérdida de confianza en nuestro país - un temor persistente de que el declive de Estados Unidos es inevitable (Roma también cayó) y de que la próxima generación debe reducir sus expectativas (de momento California suspenderá pagos).
Aquí agarra el toro por los cuernos:
Hoy hemos venido a proclamar el fin de las quejas mezquinas y las falsas promesas, de las recriminaciones y los dogmas caducos que durante demasiado tiempo han estrangulado a nuestra política (que se apunten esto los políticos de las Españas).
Pero el tiempo del inmovilismo, de la protección de intereses limitados (¿se referirá a la banca y las multinacionales?) y de aplazar las decisiones desagradables (¿para quién?), ese tiempo seguramente ha pasado. A partir de hoy, debemos levantarnos, sacudirnos el polvo y volver a empezar la tarea de rehacer Estados Unidos.
Este párrafo es el mejor:
Porque allí donde miremos, hay trabajo que hacer. El estado de la economía requiere una acción audaz y rápida y actuaremos no sólo para crear nuevos empleos sino para levantar nuevos cimientos para el crecimiento. Construiremos carreteras y puentes, las redes eléctricas y las líneas digitales que alimentan nuestro comercio y nos mantienen unidos. Pondremos a la ciencia en el lugar donde se merece y aprovecharemos las maravillas de la tecnología para aumentar la calidad de la sanidad y reducir su coste. Utilizaremos el sol, el viento y la tierra para alimentar a nuestros automóviles y hacer funcionar nuestras fábricas. Y transformaremos nuestras escuelas y universidades para hacer frente a las necesidades de una nueva era. (Por fin un político que baja a la tierra)
Atención funcionarios: La pregunta que nos hacemos hoy no es si nuestro gobierno es demasiado grande o pequeño, sino si funciona... Allí donde la respuesta es sí, seguiremos avanzando y allí donde la respuesta es no, pondremos fin a los programas.
Atención políticos derrochadores y enchufados varios: Y a los que manejamos el dinero público se nos pedirán cuentas para gastar con sabiduría, cambiar los malos hábitos y hacer nuestro trabajo a la luz del día, porque sólo entonces podremos restablecer la confianza, vital entre un pueblo y su gobierno.
Esto es para la CIA y el Pentágono: la seguridad emana de la justicia de nuestra causa, la fuerza de nuestro ejemplo y las cualidades de la templanza, la humildad y la contención.
Auténtica globalización: sabemos que nuestra herencia multiétnica es una fortaleza, no una debilidad. Somos una nación de cristianos y musulmanes, judíos e hindúes y de no creyentes (gracias). Estamos formados por todas las lenguas y culturas, procedentes de cada rincón de esta Tierra; debido a que hemos probado el mal trago de la guerra civil y la segregación, y resurgido más fuertes y más unidos de ese negro capítulo, no podemos evitar creer que los viejos odios se desvanecerán algún día (a ver si nuestros políticos aprenden por aquí), que las líneas divisorias entre tribus pronto se disolverán; que mientras el mundo se empequeñece, nuestra humanidad común se revelará (le ha faltado prometer orgías multiétnicas).
Aquí el que le ha escrito el discurso merece un diez: no nos podemos permitir más la indiferencia ante el sufrimiento fuera de nuestras fronteras (con esto se debe referir a Birmania, Colombia, Angola, Congo, Darfur... y todos los conflictos olvidados en el mundo, ya que en todo el discurso solamente nombra Irak y Afganistán), ni podemos consumir los recursos del mundo sin tomar en cuenta las consecuencias (contradicción que no me gusta porque en otra parte del discurso dice que los americanos no van a pedir perdón por su estilo de vida, uno de los causantes de la crisis).
La frase para la historia:
PORQUE EL MUNDO HA CAMBIADO, Y NOSOTROS TENEMOS QUE CAMBIAR CON ÉL.
Esta reflexión marca un antes y un después, Obama no nos defraudes: un hombre cuyo padre, hace menos de 60 años, no habría sido servido en un restaurante ahora está ante vosotros para prestar el juramento más sagrado. Así que, señalemos este día haciendo memoria de quiénes somos y de lo largo que ha sido el camino recorrido.
Y Cuba, amigo Obama no te olvides de Cuba y levanta el embargo echando ostias.
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