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KRISTEN

KRISTEN

La chica de la foto se llama Kristen y es la puta que se arreó Spitzer. Desde este blog se defiende y se defenderá siempre el libre ejercicio de la prostitución, libre de mafias y siempre consentida, como modalidad de ocio y disfrute. ¿Para cuándo un parque temático dedicado a la prostitución? Cada persona debe disfrutar de su ocio como le venga en gana, pero siempre hay moralistas hipócritas como el señor Spitzer que no quieren que la tropa se vaya de putas, se las quieren guardar para ellos solitos que para eso tienen la pasta y pueden pagar 1.000 dólares por una hora (por cierto, creo que esta puta no los vale). En este punto me acuerdo de una anécdota que me sucedió en un club de la ruta mudéjar al que entré y sólo había dos putas, me puse a charrar con una y le pregunté cómo era posible que sólo estuvieran dos putas, la chica me aclaró que había llegado un cliente habitual muy rico y se había subido a ocho a la habitación y que no era previsible que bajaran hasta pasadas unas horas, es decir, que me conformara con lo que había a la vista. Pues no, yo no me conformo con lo que hay a la vista, con esas españolas sarnosas con cuerpo de botijo que no valen una mierda y encima te pretenden tiranizar. Tampoco me conformo con la moralina imperante del tipo que buenos y estupendos somos todos que nos pretenden imponer desde la falsa progresía. La moral es algo personal, cada persona debe actuar en función de su libertad individual y de sus circunstancias, atendiendo a sus criterios personales, siempre que no atente contra la libertad del otro.

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Rutero -

Eran pasadas las nueve de la noche previa a San Valentín cuando ella llegó. Una joven de pelo color castaño de nombre Kristen. Medía 1,63 y pesaba 50 kilos. Bella y menuda.
Esto fue en el Mayflower, uno de los más lujosos hoteles de Washington. El cliente de Kristen de esa noche había reservado la habitación 871. El dinero que había prometido pagar cubriría todos los gastos: la habitación, el minibar, el servicio al cuarto en caso de que lo pidieran, el pasaje de tren que había tomado ella desde Nueva York y su tiempo, naturalmente.
Después de atravesar el lobby del hotel, con sus grandes sillones y sus ángeles dorados, Kristen llegó a la habitación ubicada en un rincón del "Club floor", en el ala VIP. En el centro de la habitación había una cama king size (talla grande). Al lado del espejo con marco de madera podían verse dos fotos del Capitolio y del monumento a (George) Washington.
No bien ingresó en la habitación, Kristen llamó a su jefa, Temeka Lewis, la encargada de las contrataciones en el VIP del Emperor's Club. Lewis le dijo que su cliente había llegado. Se dirigía ya a la habitación. La habitación 871 había sido reservada bajo el nombre de George Fox, seudónimo que venía usando el "Cliente 9".
En una conversación previa, el "Cliente 9" ya había contado a Lewis que había reservado una habitación y había pagado por ella con su nombre. Le preguntó quién iba a ir. Lewis le contestó que iba a ir Kristen y él le dijo "o.k, fantástico".
A las 19.50 de la noche del encuentro, el "Cliente 9" llamó a Lewis y ambos discutieron cómo hacer para que la entrada de Kristen en la habitación fuera discreta. El "Cliente 9" no iba a estar allí cuando Kristen llegara y Lewis dijo que prefería que no diera su nombre en recepción al llegar. Finalmente llegaron a una solución para que Kristen pudiera evitar el mostrador de recepción. El cliente dejaría la puerta del pasillo entreabierta y dejaría una llave adentro de la habitación para que ella la usara.
Lewis dijo al cliente que su cuenta era de 2.721 dólares y que podría pagar otros 2.000 para futuras citas. El dijo que no estaba seguro de poder encontrar un cajero automático que le entregara tanto dinero pero que lo intentaría. Pidió a Lewis que le recordara el aspecto de Kristen. Ella contestó: "Norteamericana, menudita, castaña, 1,63 y 50 kilos".
La cita fue reservada por un total de cuatro horas, pero mientras el "Cliente 9" se dirigía a la habitación, Lewis pidió a Kristen que le enviara un mensaje de texto avisándole cuando él se hubiera ido. Kristen le envió este mensaje a las 12.02. El encuentro había durado más de una hora.
Cuando (Kristen) llamó a Lewis, ambas hablaron sobre la reputación "difícil" del cliente, un hombre que a veces pedía a las prostitutas "que hicieran cosas que una no considera seguras". De todos modos Kristen estaba preparada. "Sé cómo tratar este tipo de situaciones", habría dicho Kristen a Lewis. El hecho es que a Kristen le gustaba el cliente y le dijo a Lewis que no era tan difícil en realidad. "Lo que quiero decir es que... bueno... estoy aquí con una finalidad. Sé cuál es mi propósito. No soy una atrasada mental ¿entiendes?". Hablaron luego sobre su viaje de regreso en tren. Y su parte del dinero.