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ME CAGO EN EL AMOR


La llamada integración social comienza con el llamado proceso de socialización (a través de la familia y la educación) en el que el individuo aprende las pautas de comportamiento (normas y valores) de la sociedad y las hace suyas, las interioriza. Como el proceso de socialización no es suficiente, se hace preciso (al menos en sociedades con un cierto grado de complejidad) que existan también una serie de instancias formales de control social (fundamentalmente, el Derecho, o la Iglesia en tiempos del Régimen o la Prensa en la actualidad) que deben actuar en el supuesto de que el comportamiento de los individuos (o de los grupos) no sea conforme a las normas establecidas, sino que se desvíe de ellas. Aparece así el fenómeno de la desviación referido propiamente al comportamiento que se aparta de las normas que la sociedad considera como más importantes y frente al cual ésta debe reaccionar; pero comportamiento desviado no es lo mismo que comportamiento que simplemente varía con respecto al dominante en el grupo: la sociedad tolera diversas variaciones en el comportamiento de sus miembros que no considera como actos de desviación (por ejemplo, irse de putas). Por otra parte, como luego veremos, es posible pensar que la desviación cumple también (al menos, en parte) una función positiva.
Se han formulado muchas teorías para explicar la desviación. Una de las más conocidas e influyentes es la que enunció el sociólogo norteamericano Merton a finales de los años treinta. Según Merton, toda sociedad señala a sus miembros unos objetivos (metas e ideales, por ejemplo, la satisfacción sexual) a alcanzar, así como unos medios lícitos para ello, pero desigualmente repartidos (especialmente el codiciado parné o, en su defecto o a más a más, según los casos, el matrimonio). De esta tensión entre "fines culturales" y "medios institucionales" surgen diversos tipos de respuestas, de comportamiento por parte de los miembros de la sociedad.
Comportamiento CONFORME es el de los individuos que pueden realizar dichos fines sirviéndose de los medios establecidos por las normas (es el comportamiento de quien acepta, porque puede hacerlo (tiene plata, hablando en idem), tanto los medios como los fines).
En los otros supuestos, aparece el comportamiento DESVIADO O ANÓMICO (contrario a las normas), que puede ser, a su vez de diversos tipos:
a) innovador: acepta los fines definidos socialmente, pero no los medios (paga con estampitas de la Virgen o el caso extremo del gran masturbador);
b) ritualista: acepta los medios, pero rechaza los fines (este es el católico reproductor);
c) apático: no acepta ni los medios ni los fines (el gran monje sagrado en su urna de cristal);
d) rebelde: se trata del supuesto anterior, pero cuando el individuo no se margina de la sociedad, sino que trata de cambiarla, de establecer nuevos fines y medios (o sea, el anarquista: viva el amor libre).

Y VOS ¿QUÉ SOS?

9 comentarios

Gecé -

Soy un romántico incorregible y pienso que lo necesario es una mujer que llene mi cabeza, mi corazón y mi cuerpo pero sin aplastar ninguno los tres. Es decir, en teoría excluyo a las gordas y a las mujeres que comen la cabeza en lugar de lo que todos sabemos. El polvo me parece simple fisiología, placentera pero fisiología al cabo. Si consigues controlar este deseo digamos que progresas hacia el autogobierno y la independenzia (esto le gustaría a Ibarreche y kompañía) no así hacia el sozialismo (porque ir de putas redistribuye la renta; esto en cambio no le gustaría a los Oteguis ni al hijo de futa de Pernando ¿por qué se llamará así?). Tu economía también se sanea, pudiendo dedicar recursos a otros fines alternativos igual de gratificantes. Hay vinos más dulces y verdaderos que muchos besos. Y, cosa de gran importancia desde el punto de vista católico el alma se fortalece en el dominio de las pasiones... aunque sea por unas horas.

Rutero -

Conoce cuáles son los principales beneficios para tu salud haciendo el amor, con ganas y entusiasmo, claro está.

1. Como toda actividad física, hacer el amor implica un gasto energético. En promedio, se queman unas 100 calorías en un acto sexual. No está nada mal, sobre todo si es verano y perder algunos centímetros te viene bien. ¡Saca la cuenta cuántas calorías puedes quemar si haces el amor unas 3 ó 4 veces por semana!

2. Aumenta el ritmo cardíaco. El corazón late con más fuerza, se robustece y beneficia a todo el organismo al bombear con vigor sangre a todos nuestros órganos. En términos sencillos, llega más sangre hasta los lugares más recónditos del cuerpo, lo que contribuye a un mejor funcionamiento global de tu organismo.

3. Incrementa la oxigenación de la piel y de los órganos internos. Al llegar más sangre, llega más oxígeno a tus distintos órganos. La piel, el órgano externo capaz de reflejar tu estado de ánimo con insólita lucidez, luce más radiante y luminosa. Algunas personas incluso sienten que su piel se torna más suave después de una noche de amor. Pregúntale a tu dermatólogo si aún te caben dudas.

4. Afirma y tonifica músculos. En el arte de amar se ponen a trabajar algunos músculos que ni siquiera conoces. Ni la aeróbica ni el step le llegan a los talones a estos sexies ejercicios.

5. Disminuye la rigidez de las articulaciones. Con el paso de los años las articulaciones son algunas de las partes del cuerpo que más resienten, llegando incluso a atrofiarse en casos extremos. Las articulaciones pueden producir molestos dolores difíciles de remediar. Los movimientos propios del acto sexual favorecen un sano y benigno entrenamiento de todas las articulaciones del cuerpo.

6. Aumenta la liberación de feromonas. Las feromonas son sustancias hormonales que son percibidas instintivamente por el sexo opuesto. Sin siquiera saberlo, al tener más y mejor sexo te vuelves más atractiva para tu pareja, quien casi subliminalmente a través del olfato logra predisponerse favorablemente en términos eróticos.

7. Relaja, bota tensiones y baja los niveles de estrés. No hay dudas, después de una sesión amatoria el cuerpo entra en un placentero estado de relax que favorece tanto el buen dormir, como un mejor estado anímico general.

Rutero -

Gecé necesita una buena limpieza de sable, pagando o sin pagar, eso es lo de menos. Quizás tuvo una mala experiencia en el pay per fuck, pero es que este es un mercado como todos los mercados, hay buenas y malas profesionales. El alivio físico permite un equilibrio mental idóneo, muchos problemas vienen derivados de la no satisfacción óptima de necesidades fisiológicas básicas. ¿cómo lo ves? haz un breve análisis introspectivo y contestate tu mismo a la pregunta ¿necesito un buen polvo? y actúa en función de la respuesta.

Gecé -

Le estoy dando vueltas al tema y pienso que el comportamiento de Putero no es desviado tal y como lo considera la sociedad: es una variación que permite la sociedad de ceñirnos al texto de Atienza. Cosa distinta sería que Putero se las pretendiera pirar del lupanar sin pagar (qué bonitas las palabras que terminan de forma tan marcial, así en -ar!). ¿Innovación, ritualismo, apatía, rebeldía? La primera o la cuarta, sin duda.

Gecé -

Cuando Rutero dice que: "el mundo me hizo así, no lo inventé yo" supongo que es porque ha interiorizado hasta retocarla una canción de Sandro Giacobbe, "El jardín Prohibido": "Lo siento mucho, la vida es así, no la he inventado yo". El Chaval de la Peca hizo una versión bastante ortodoxa del tema.

Gecé -

No sé qué necesitará Pedro, igual lo que necesita es que se le beban las esencias, y a lo mejor vacío de todo puede hacer algo nuevo; por lo que a mí respecta mi experiencia en el "pay per fuck" no resulta muy estimulante.

Rutero -

Pedro, necesitas un buen polvo, luego como decía el poeta persa Hafiz: Coge tu copa, siéntate al claro de luna y bebe el aroma del vino

Gecé -

Pues ya que soy el que trajo a colación el texto, diré que depende. De una relación más o menos seria (de la que sólo conservo unos muebles llenos de polvo) aceptaba parcialmente (en fin, siempre parcialmente, siempre tibio, nunca frío o caliente y por ello despreciado de Dios o al menos por San Juan) los fines y medios sociales pero con fobia a la reproducción. Ella en cambio buscaba el semental y el seguro de vida. Resolver la cuestión económica y la cuestión sexual, que es lo que mueve el mundo (Ya el Arcipreste de Hita hablaba de haber manteniencia, o sea, tener sustento y haber ayuntamiento con hembra placentera). Más o menos. En la actualidad depende de quién sea ella y de lo que me inspire. Nunca amamos de la misma manera, ni empleamos en cada cóctel, como tengo ya repetido por aquí, ni los mismos ingredientes ni las mismas dosis. Quizás mi aspiración actual sea ir en zapatillas con una mujer con la que poder conversar y manejar un mismo lenguaje. No sé si el Sr. Rutero convendrá en que con el tiempo se valora más la conversación, supongo que no y tampoco le voy a llevar la contraria por ello. A lo mejor esta idea es una especie propagada por cuatro feministas espabiladas que tratan de introducir bromuro en nuestras neuronas y en nuestros testículos, idea que algunos cretinos estamos en un tris de asimilar. Espero que el Sr. Rutero me quite estas ideas perniciosas de la cabeza. No sé al final qué puedo ser, si innovador, si ritualista, si apático o rebelde. Creo, que como siempre, "depende".
Hay algún filósofo o sociólogo que habla de la moral de convicción (absoluta) y de la moral de situación (relativa, light, que vendría a ser lo que nos conviene en cada momento).

Rutero -

A mí me gustaría ser un rebelde, pero desgraciadamente sólo soy un conformista que de vez en cuando intenta innovar una miqueta (el mundo me hizo así, no lo inventé yo)