LA MISTERIOSA DESAPARICIÓN DE LA GITANA COJA (FASCÍCULO 17)
Resolví no comprometer más al Doctor Gila que tan magnífica información acababa de darme y volví jadeando al Seminario en busca de una reconfortante ducha.
Cuando llegué al Seminario la portería estaba atestada de maletas que me resultaron familiares, ¡coño! ¡y tan familiares! ¡son las mías!. Me dirigí a pedirle explicaciones al Padre Sacristán, a la sazón encargado de la recepción y hermano gemelo de don Policarpo Galán.
- Lo siento, me dijo, sólo obedezco órdenes de Monseñor Damián. Le ha dejado una nota en su taquilla, aquí la tiene.
Rasgué el sobre con ansiedad inusitada y comencé a leer la nota (aquí hay que poner voz de Obispo):
Querido escritor, ya sé que los consejos son como el agua, sólo se dan si se piden, pero con usted voy a hacer una excepción, búsquese otro alojamiento más acorde con sus creencias. Espero que haya disfrutado de su estancia en la ciudad.
¡Será hijo de puta! –pensé. En ese momento recordé las aspiraciones del Padre Sacristán y decidí dejar un puente tendido a la Iglesia.
-Ya sé Padre Sacristán, le dije en tono conciliador, que le han impuesto un voto de silencio, pero quizás en otro momento podamos hablar a solas, mientras le metía mi tarjeta en el bolsillo, sepa que juntos podríamos acelerar su ascenso a la curia, la alternancia es importante.
Recorrí con mis maletas todos los hoteles y pensiones de la ciudad, pero me dio la sensación de que la hostelería de la ciudad era totalmente católica: ni perros ni escritores, mi presencia no era deseada en ninguno: todo completo.
Hoy empezaré antes mi trabajo, me ducharé en el Doble Hache. Antes paré en el bar Amigo a echar un trago. Cuando a uno lo echan de la Iglesia se siente más cristiano por lo que decidí confraternizar con la camarera.
- Dime Marlene, ¿tú sabes qué es la chireta?.
- Sí, claro. Es una comida típica de aquí, es como la morcilla de arroz pero la tripa es de cordero y no lleva sangre, sólo arroz. El secreto reside en que la tripa tiene que estar bien atada si no los granos quedan sueltos y no hay manera de comerla.
- Ah!! No sabía que era de comer...
- Bueno, hay otra cosa, pero no creo que a usted le interese, me dijo con ganas de contármelo.
- Tómate una copa conmigo Marlene, ahora no tienes clientes, cuéntame que es esa otra cosa.
- Es algo así como la mafia, pero peor, tienen a todo el mundo comprado o atemorizado, será mejor que no hagas muchas preguntas por ahí.
- ¿Quiénes son?
- Nadie lo sabe, es secreta, si lo supiera ya estaría muerta, pero es gente importante.
- ¿No sabes nada más?
- Se rumorea que tienen una tapadera legal, el Partido Comunista de Pomecia, es la tapadera perfecta, aquí a los comunistas nadie les hace caso ni siquiera la policía...
- Gracias por la información, te voy a pedir otro favor, si no es abusar de tu amabilidad ¿no tendrás una ducha?, huelo a perro.
- Sí está en la trastienda, vete duchando mientras echo la persiana....
Me despedí a las dos horas, hay que trabajar o morir. Algo me decía que kas podría recibirme enfadado... pero tenía que ir y jugármela. Como me sentía melancólico tuve que hacer la pregunta clásica de película negra de serie B:
- Dime Marlene, ¿por qué haces esto por mí?
- Porque hombres como tú no se encuentran, pero se buscan, me dijo muy seria.
Una mirada bastó para despedirnos.
Llegué tarde al Hostal Habana, kas estaba intranquilo. Cuando me vio entrar resopló como un búfalo.
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