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PAISAJES PERDIDOS

PAISAJES PERDIDOS

Ando estos días desalojando el habitáculo que durante tantos años me sirvió de aposento. Después de trasladar libros, discos y demás viene lo peor: abrir los cajones. Después de tantos años abrir estos cajones es como sentarte ante la historia de lo mejor de tu vida ahora que se ha llegado a ese punto de no retorno en el que es probable que uno haya vivido ya más años de los que le quedan por vivir. Es un momento terrible, cada cajón abierto me cuenta una historia, aparecen demasiadas cosas que uno ya había olvidado. Esas fotos en las que a uno le sobraba pelo, esa tarjeta de embarque de aquél vuelo de Spanair que afortunadamente no se estrelló, esos recortes de prensa que hablan de ilusas ilusiones de juventud que los políticos se han encargado de mandar a la abstención militante, aquellas cartas agradeciendo el envío del currículum pero lamentando no tener plaza para usted en estos momentos, instancias de oposiciones varias, apuntes y más apuntes, aquellas vacaciones, gente que uno conoció y que ya no volverá a ver, y esos maravillosos cuadernos llenos de estupideces varias…. A veces piensas ¿para qué guardaría yo esto? Es parte de una vida, la tuya

 

5 comentarios

Rutero -

Lo mejor, como siempre, el anuncio de google: pérdida de equipaje

Gecé -

No es dramatismo, Sr. Torpedo. El pasado formó parte de nuestras vidas y nos hizo ser como somos; esos cajones tienen algo de "cajas negras" (caja negra, bonito nombre para un blog intimista), suministran datos sin que por ello vayan unidos a una catástrofe. No obstante todo lo dicho estoy de acuerdo en que vivimos en el presente y nos proyectamos hacia el futuro. No podemos privarnos de ninguno de los tres, hay que compatibilizar pasado, presente y futuro. Y cuando tengamos más pasado que futuro ante nuestros ojos, poder decir como Goya en un grabado de sus últimos tiempos: "Aún aprendo".

torpedo -

QUE DRAMATISMO !!!! SI TE PONES HASTA TIERNO. QUE LE DEN A LOS CAJONES C O J O N E S!!!!!!!!! Y RESPIRA EL AIRE DE CADA DIA. JODIDO NOSTÁLGICO

Rutero -

Esas evocaciones hoy están en la basura, es el reverso malo de la catarsis. Esta vez me he asegurado de que no vuelvan nunca más.

Gecé -

"¿Para qué guardaría yo esto?" Pues unas veces por casualidad, otras deliberadamente... Es innegable el poder evocador de los objetos. Hay quien se transporta con un olor, con un perfume; otros evocan con las fotografías... para mí son los libros, las canciones, esos objetos de los cajones... Los cajones son como el mar que devuelve a la costa los despojos de nuestros naufragios; un periódico, una revista... Todas esas cosas evocadoras llevan a unos lugares, unos tiempos, unos sentimientos que que gracias a ellas no se han perdido definitivamente en el olvido. A menudo el objeto insignificante es lo que ha quedado de tantas cosas que creímos significativas.