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PLATAFORMA – MICHEL HOUELLEBECQ

PLATAFORMA – MICHEL HOUELLEBECQ

Durante las semanas siguientes volvieron a hacer el amor muchas veces, de hecho cada vez que la canguro iba a la casa. Él espera, vagamente que ella abordase el tema de la legitimidad de su relación; al fin y al cabo ella sólo tenía quince años, y él treinta y cinco; apurando mucho, podría haber sido su padre. Pero ella no parecía dispuesta a ver las cosas desde ese punto de vista: entonces, ¿desde qué punto de vista?. Al final se dio cuenta, con emoción y gratitud: sencillamente, desde el punto de vista del placer. Obviamente su matrimonio le había desconectado, le había hecho perder contacto; había olvidado por completo que algunas mujeres, en ciertos casos, hacen el amor por placer. Él no era el primer hombre de Eucharistie, ya se había acostado con un chico el año anterior, un tipo del último curso al que después había perdido de vista; pero había cosas que no conocía, por ejemplo la felación. La primera vez, Jean-Yves se controló, no quería correrse en su boca; pero no tardó en darse cuenta de que a ella le gustaba o, más bien, que le divertía sentir la explosión de esperma. Por lo general, a él no le costaba nada llevarla al orgasmo, y sentía un placer inmenso al abrazar aquel cuerpo firme y flexible. En resumen, que su relación, se decía él con una extraña sensación de relativismo, era una relación equilibrada. Menos mal que su primer hijo no había sido niña; dadas ciertas condiciones, no veía cómo –ni, sobre todo, por qué- evitar el incesto.

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