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CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA Luis reventó. Iniciamos la marcha sobre las 8:20 desde el refugio de Pineta a unos 2220 metros de altitud. La primera dificultad la encontramos para atravesar el río Cinca con demasiada agua para la época del año en que nos encontramos. Tuvimos que descalzarnos para tomar un baño de agua helada. Inmediatamente nos internamos en el bosque empezando a ascender por una pendiente muy pronunciada. Luis comenzó a imponer un fuerte ritmo de ascensión, los demás le seguíamos sudando a chorros y con el corazón palpitando entre los dientes. A las 9:20 ya habíamos ascendido 278 metros, teniendo en cuenta la pendiente salvada, que era nuestra primera excursión del año, las innumerables paradas realizadas (más de cuatro) y que la media montañera (para gente habituada) es de 300 metros a la hora, lo raro es que estuviéramos vivos. Cuando salimos del bosque iniciamos la ascensión en zigzag hacia el collado de Añisclo. Luis un poquito más “relajado” se fue quedando a la cola y cedió el control de la ascensión a gente más sensata. Conforme se asciende el paisaje se va haciendo cada vez más espectacular, el valle de Pineta va quedando cada vez más abajo y a la altura de nuestros ojos nos paramos a contemplar los llanos de La Larri (qué recuerdos, cuantas emociones se agolpan en nuestra memoria, aquellas excursiones con los scouts....). Proseguimos la excursión, quedan mil metros más hasta el collado. La ascensión continua en un zigzag continuo por un terreno firme sin dificultad alguna, pero muy empinado. A unos cien metros del collado aprovechamos el vivac que alguien ha improvisado debajo de una gran piedra para reponer fuerzas a la sombra y comer algo sólido. Alguno da la impresión de que se levantará con dificultad. A las 13:15 llegamos al collado (2553 metros), viento fuerte y espléndida vista del cañón de Añisclo y de la Cresta de las Olas (en la foto detrás del grupo). Tras un breve descanso y las consabidas fotos iniciamos la bajada con cuidado por lo empinado de la pendiente. Cuando llegamos a la altura de los llanos de La Larri decidimos no volver por el mismo sitio sino virar a la derecha por la faja Tomosa hasta la cascada del Cinca (una vuelta bastante considerable). Antes de tomar tan trascendente decisión hubo un pequeño debate sobre el camino a tomar ya que el estado físico de uno de los componentes del grupo parecía preocupante.

3 comentarios

Gecé -

Pues sí, toda una sinfonía de notas en el refinado paladar de un gourmet y en un marco incomparable.

Rutero -

No,recordaba aromáticos y estructurados sabores en su paladar.
Ruta Mudéjar le recuerda que el campo e-mail es de cumplimentación voluntaria.

Pizpi -

No creo que Salam se acordara precisamente de los Scouts al ver los Llanos de la Larri