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rutamudejar

Una pareja que venía de la cascada vino a sacarnos de dudas, les preguntamos cuanto tiempo había hasta la cascada y ella (un poco fuertecita) nos comentó que unas tres horas. Oído esto Salam resucitó físicamente y comentó, si ella lo ha hecho en tres horas a nosotros nos costará hora y media, vamos. El razonamiento parecía convincente, por hora y media más no íbamos a dejar de ver la cascada (espectacular por cierto). Emprendimos la marcha por la faja Tomosa poniéndome al frente del grupo y marcando un ritmo cansino para recuperar y poder disfrutar del paisaje. A los pocos minutos Salam me retiró los galones de mando: vas muy despacio déjame pasar (dios mío pensé, nos va a matar). Aquella faja parecía no tener fin, estuvimos unas dos horas andando sin prácticamente descender un metro, alrededor de los 1900 metros. De repente, Salam se apagó y empezó a arrastrar sus lorzas, tuvimos que dejarlo bastante atrás e ir esperándolo de vez en cuando. Antes de llegar a la cascada hay un paso con cadenas que se desciende fácilmente, pero a partir de ese momento el camino resultó una pesadilla... para Salam, por supuesto. La cascada es una caída de casi doscientos metros, magnífica vista (ver foto). A partir de aquí el camino va buscando la unión con el camino que sube al Balcón de Pineta perdiendo altura de forma vertiginosa. Pasada la unión de los caminos te internas en otro bosquecillo hasta llegar de nuevo al barranco y poco después a una pista que conduce al Parador Nacional. Antes de acabar el bosquecillo y en vistas de que aquello avanzaba poco y se hacía de noche Julio y yo nos adelantamos para ir a buscar los coches al refugio y así evitar sufrimientos innecesarios, en forma de tres kilómetros de carretera a Salam. Una bonita excursión que acabó con unas bien merecidas cervezas a las 19:20 horas (11 horas, no está mal). Si alguien tiene un interés especial en saber como acabó Salam puede ver su foto pinchando a la derecha en Temas (AL MONTE).

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