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rutamudejar

IMPERIO KAPUSCINSKI

El papel de la televisión en la política, cada vez más relevante y primordial, ha hecho que golpistas de todo pelaje cambiasen el objetivo de sus ataques en el mundo entero: antes asediaban palacios presidenciales y sedes de gobiernos y parlamentos, mientras que ahora en primer lugar intentan hacerse con el control de la emisora de televisión. Se ha creado un nuevo guión para las películas que tratan de golpes de Estado: los tanques salen de madrugada con el objetivo de ocupar la emisora de televisión, mientras el presidente duerme tan tranquilo y el Parlamento permanece oscuro y desierto; los golpistas se dirigen al lugar que alberga el poder real.

4 comentarios

Armando -

La democracia es el gobierno del pueblo, y el pueblo es de por sí ignorante, egoísta, crédulo y manipulable. El pueblo todo lo quiere y nada da, es un ente con millones de estómagos y ningún cerebro. Y son los medios de comunicación, sobre todo la televisión, los que sirven a los poderes fácticos de siempre, la banca, las constructoras, los grandes emporios empresariales y a sus sicarios, los políticos, para controlar los deseos y los apetitos de ese pueblo.

Gecé -

No hay más que ver España para dar la razón a Kapuscinski. Confiemos en la red, que es bastante más plural de momento.

Kaizen -

¿Quien ALBERGA el poder real? ¿Qué podemos hacer nosotros? Hay buenas películas como V de Vendeta (de los autores de Matrix por cierto), buenos libros, buenos amigos ("Un pájaro, un nido. El hombre la amistad", W.Blake)... Yo transcribo un artículo publicado ayer en el ADN:
Nos hemos creído que necesitamos poseer un piso, como quien dice, tener un coche, una pareja, un trabajo fijo y un salario indefinido que nos impida plantearnos nuestras pequeñas vocaciones íntimas.

Nos hemos creído que las noticias dicen "la verdad", que los colegios educan, que los bancos nos guardan el dinero, que ser vulgares significa ser buenos y que lo habitual es lo correcto.

Nos hemos creído que la belleza está a la altura de las tetas, que podemos poner bridas al tiempo y que hay que cambiar toda la ropa del armario cada cuatro meses.

Nos hemos creído que lo mejor es no hacer nada para no equivocarse, no llamar la atención, fundirse en lo homogéneo, que es necesario obedecer.
¿Y si fuera exactamente todo lo contrario?

¿Y si el que paga una hipoteca fuera un triste ahogado, las noticias fueran una estrategia de empresa, el colegio un método de inserción laboral y la belleza física el biombo que esconde la insuficiente deformidad interior? ¿Y si resultar normales sólo fuera el método para evitar darnos cuenta de que no nos llega para la crítica?

Tengo la rica sensación de que aquí y allá aparecen personas y grupos que ya no pueden con tanta mediocridad y se revuelven. Son pocos, despiertan todas las prevenciones de las gentes insignificantes, y podrían incluso pasar por excéntricos o por dementes. Pero son.
¿Y si nos propusiéramos vivir después de atrevernos a pensar cómo queremos hacerlo?

cfallaras@diarioadn.com

Acratador -

Esto se ve muy claro en la película V de Vendeta, un anarquista del XVIII trasladado al futuro. Su mensaje llega al pueblo cuando consigue emitir por TV, hasta que el pueblo no lo ve en TV piensa que es un personaje de ficción.