ENTIERRO
No entiendo la histeria colectiva ante la muerte, más aún en el caso de dudosos personajes políticos. Como decía Jardiel Poncela: "Si queréis los mejores elogios, moríos". Ayer me desperté con el rey JuanCar diciendo que Adolfo y yo bla, bla, bla.... Hoy, todos los indeseables de este país se han subido al carro funerario para aprovechar el tirón que tiene la muerte entre una masa aborregada sin espíritu crítico, manipulada por unos medios de comunicación empeñados en perpetuar esta farsa de democracia que nos gobierna. Adolfo Suárez no fue el padre de ninguna democracia, ni siquiera de la constitución (prostitución, más bien), simplemente fue un elemento más del régimen franquista que supo adaptarse a las circunstancias de los tiempos, con más suerte que otros, y como otros muchos, incluido Felipe....
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