EL EQUIPO OUTLET

A la fuerza ahorcan dice el refrán, así que como la caja sólo tiene telarañas el Zaragoza se ha reforzado esta temporada en el mercado de saldos. Como ya la temporada pasada las pasamos putas esta temporada el objetivo de entrada es no descender y para eso lo mejor es no encajar goles, por eso han fichado al portero Leo Franco (que ha vuelto corriendo desde Turquía) y la línea defensiva ha sido reforzada con gente con pitera de patadón y tiente tieso, como el fulano cuya foto ilustra el post (Lanzaro, el de la camiseta colorada), con Adam Pinter, un desconocido central húngaro de 1,90 (lo habrán comprado al peso) y con Marco “El Joyero” Pérez, un prometedor joven delantero procedente del Gimnasia y Esgrima argentino que ha demostrado ser un gran defensor como podéis observar en el siguiente video:

Para el centro del campo se han traído a Bertolo que ha pasado un año sin rascar bola en el Palermo, un equipo de campanillas en el Calcio, a una vieja gloria de 35 años llamada Edmilson, campeón del mundo, (parecemos el Cosmos de Nueva York) y a la estrella del potente Willen II holandés, Boutahar, que debe pagar por jugar.

Como no queremos meter goles hemos fichado al gran Sinama Pongolle que desde que jugó en el Recre hace tres años no sabe lo que es meter un gol…. Vamos que este año iremos a La Romareda de rebajas.

Lo único positivo de este mercado de saldos al que la crisis ha empujado a muchos clubes europeos es que hemos podido colocar a las dos joyas de la corona, a Pavón, un defensa que pretendía jugar el balón, se lo hemos endiñado al potente Avignon de la liga francesa, y a Pennant, cedido temporalmente al Stoke City, lo perdemos de vista hasta navidades, aunque confiamos en que su esposa no le deje volver por acá y se quede en las islas para siempre, cuestión harto difícil ya que el puterío que hay en Zaragoza no se encuentra en cualquier sitio y conociendo como se las gastan los jugadores de la Premier, como Pennant cuente todo lo que sabe, ya me veo los aviones de Ryanair petados de ingleses. Menos mal que los garitos buenos están próximos al aeropuerto y no tienen que entrar en la ciudad (una excursión rápida y nos volvemos en el siguiente vuelo).