VUELTA AL MONTE
Comienza el veranito y nos vamos de excursión. Como nos hacemos mayores hemos de empezar por algo flojito. A finales de junio ascendimos el “pico” Nabaín (1796 mts) desde unos kms más abajo de un pueblo llamado Ascaso, unos 900 mts de desnivel. Esta es una sencilla excursión siempre que el sol no zurre en exceso (julio y agosto son meses sólo para suicidas), ya que desde la fuente de Ascaso hasta la cima no se ve más agua que la que se lleve en la mochila. Una vez en la cima nos encontramos con unas espléndidas vistas pirenaicas del Monte Perdido y otros (ver foto) y la derruida ermita de Santa Marina debajo de la cual dice la leyenda que hay una cueva llamada la vagina de Santa Marina que Jugila buscó infructuosamente a pesar de que le advertí de que si no hay lucetas de neón no hay nada que rascar.
La siguiente fue un poco más dura, la Peña Montañesa (2291 mts), no adjunto fotos porque la niebla nos jodió la vista. Lo pasamos un poco mal debido a que la humedad del ambiente cercana al 100% nos hacía chorrear agua desde el primer paso. A medida que ascendíamos nos acompañaba una boira (niebla) que a ratos escampaba y a ratos parecía cerrarse. Varias veces pensamos en darnos la vuelta ya que las tronadas en los valles cercanos parecían advertirnos de un inminente aguacero, pero animados por un repentino despeje de la cima debido a que el viento barrió la niebla decidimos hacer un último esfuerzo que nos llevó a la cumbre donde nos esperaba una niebla que impedía ver nada a más de dos metros. A la bajada nos cayeron un par de zarpazos de agua sin importancia. Una vez en el coche mientras comíamos vimos para nuestra desesperación como el cielo se abría y daba paso a un luminoso sol de mierda que dejaba a nuestra vista un despejado camino hacia la cumbre. Así es la peña montañesa, femenina que diría la ínclita Pajín, se abre cuando quiere…
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