DECIR NO ALLÁ
En los viajes que he realizado por Asia he observado un hecho curioso a nuestros ojillos occidentales: No saben decir No. Su perseverancia asiática les impide decir no, ellos saben todo, están seguros de todo, venden de todo… De lo que no estoy seguro es si entre ellos actúan igual o sólo lo hacen con los de ojos redondos con el símbolo del dólar u euro en el iris.
Si tú pides aire acondicionado o wi fi en un hotel, no hay problema… seguro que tienen y si no cuando te cabrees por el engaño te ofrecerán un ventilador sin suplemento o el PC de la recepción. Lo más divertido es cuando pides una talla más grande y te traen la misma camiseta con una pegatina encima que indica que es una talla más grande…
El colmo de los colmos nos ocurrió en la playa de China en Hoi An (Vietnam), esa playa donde Charlie no hace surf, allá que fuimos a darnos un homenaje en forma de langostinos, yo pedí los tigre en versión plancha y Sr. Raro se los pidió cocidos con salsa de anacardos. Nos sacan la ración de langostinos tigre, no muy generosa, no muy grandes, pero bueno… lo bueno vino con la segunda ración, como se les debían haber acabado los langostinos ¡Nos pusieron gambas!... y cuatro. Llamamos a la camarera y nos dice sin inmutarse que cuando los cocinan se quedan así. Por supuesto le dijimos que no, nos papeamos todo y a la hora de pagar sin inmutarnos le pagamos las gambas a precio de gambas. Se quedaron con tal cara de asombro que el cajero sólo acertó a preguntar: ¿De dónde sois?
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