¿ERES TÚ WILLIAN BLAKE?
Si las puertas de la percepción se purificasen cada cosa aparecería al hombre como es, infinita. Pues el hombre se ha encerrado hasta el punto de no ver sino a través de las grietas estrechas de su caverna.
Aunque parezca imposible Jim Jarmusch logra capturar el espíritu del visionario Blake y trasladarlo al salvaje oeste. No sé si el alcohol o el peyote ayudaron a conseguir esta alucinación visual y musical (estoy seguro de que Blake la hubiera firmado como si de una de sus poesías o grabados se tratara). Johnny Depp hace un magistral camino hacia la muerte acompañado del indomable indio Nobody al ritmo de la opresiva y fascinante improvisación musical de Neil Young (escribió la música mientras veía la película). Blake es el poeta de los excesos (Nunca sabrás lo que es suficiente a menos que sepas lo que es más que suficiente) y de los instintos (Quién desea pero no obra engendra peste, antes asesina a un niño en su cuna que nutras deseos que no realices). Blake nos advierte de la importancia del yo, del espíritu salvaje e indomable que nos conduce a la muerte y nos anima a comprender las razones (y los deseos) de la existencia (Olvidaron los hombres que todas las deidades residen en el corazón humano).
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