PARA EL JUEZ CALAMITA
Para que la pena no sea violencia de uno o de muchos contra un ciudadano, debe esencialmente ser pública (en la plaza del pueblo), pronta (= inmediata), necesaria (= que no se escapa nadie), la más pequeña de las posibles, proporcionada a los delitos y dictada por las leyes. (Cesare Beccaria, De los delitos y de las penas).
Estoy seguro de que el juez Calamita conoce este aserto de Beccaria, por eso creo que entendería perfectamente que le impusieran la pena de introducción pública (a ser posible en la plaza de su pueblo) por lesbiana verduga (ver foto) de pepino de gran tamaño por vía anal para que aprenda a conocer otros placeres de la carne y a entender lo mucho que sufren las personas cuando un juez les da por culo.
El problema penal: La falta de criterios políticos claros ha determinado actualmente una legislación penal poco clara, de difícil aplicación, permanentemente cuestionada, sujeta a continuas reformas en pos del rédito electoral y de imagen para el gobierno de turno, y que no respalda suficientemente la necesaria actuación policial (desmotivada por la falta de resultados de su labor). Todo ello, unido a un ineficiente, lento y poco dotado de medios sistema judicial incapaz de ejecutar sus propias sentencias y un sistema penitenciario que pretende reinsertar, pero que en la mayoría de las ocasiones consigue todo lo contrario (a pesar de contar con una de las leyes penitenciarias más avanzadas del mundo), hace que lamentablemente en el siglo XXI sigan sin cumplirse en España ninguna de las premisas establecidas por Beccaria en el siglo XVIII. Manda huevos!!
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