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LA MISTERIOSA DESAPARICIÓN DE LA GITANA COJA (FASCÍCULO 19)

LA MISTERIOSA DESAPARICIÓN DE LA GITANA COJA (FASCÍCULO 19)

Llegamos al club principal, el americano, a la hora de cierre para aprovechar el tiempo y poder revisar la contabilidad sin moros en la costa. Acabamos rápido ya que no se llevaba registro alguno, según nos indicó la camarera ella le entregaba la recaudación íntegra a Iñaki y él se encargaba de pagar a todo el mundo, incluida la organización.

Al poco rato acudió nuestro amigo Ab-Lamamem jadeando para darnos la bienvenida. Buenas noches –dijo, no les esperaba por aquí, ¿cómo es que no han avisado?

Es una simple visita de comprobación –dije, ya te ajustaré las cuentas luego, moro cabrón –pensé mientras le preguntaba ¿podrías enseñarnos como funciona el Emporio? Tengo que realizar un informe para el Consejo –le expliqué, están muy preocupados por la escasa rentabilidad de Mainar.

-Dinero, dinero, yo ya no saber qui haser, las chicas quieren comer, yo tener muchos gastos, mucha calefasión, hay pocos clientes siñor, yo tengos muchos piones que alimentar, la polisía pide mucho...

-Bueno, bueno Mohamed corta el rollo y enséñame el chiringo.

Entramos en el club africano, el Panther, todavía no había descorrido la cortina y ya se habían abalanzado sobre mí un montón de manos metiéndome la ídem por todos los lados. Dejadme en paz, dije en mi exhultante inglés, pero no me hacían caso.

-Laissez-lui, dijo Iñaki mientras daba unas palmadas, automáticamente dejaron de sobarme.

-Vaya por Dios, sólo hablan francés.

-Son gabonesas, siñor. Tenemos un excelente proveedor en Gabón, altamente fiable. Sólo suministra material comprobado y virificado.

Me acodé en la barra y pedí una cerveza para que me ayudara a sobrellevar el susto. Siguiendo la costumbre adquirida en los muchos años de cliente eché una ojeada a diestra y siniestra para cotejar al personal. ¡Qué sorpresa!. Allí en la esquina estaba Manolo Brozero, muy acaramelado con una escultural belleza de ébano. No pude resistirme a la tentación y me acerqué a saludar.

-Buenas noches inspector, veo que no necesita compañía.

-Ya he visto que ha tenido usted una entrada triunfal, señor escritor.

-No estoy yo preparado para estos delicatessen salvajes, prefiero mujeres más cultivadas en el arte del folleteo.

-No sabe usted lo que se pierde, esto es la mujer primitiva, en estado natural, mujeres no maleadas por ideologías ni ciencia algunas. Esto es como follar con Eva, cuando vengo aquí me siento como Adán en el paraíso...

Como ya se me empezaba a abrir la válvula pilórica decidí dar por concluida la visita al burdel africain y me despedí educadamente del inspector, muy a gusto –le dije, echaría una charrada con usted, pero estoy documentándome para mi nueva novela sobre la ruta mudéjar y he de continuar el recorrido.

-¿Ya se ha olvidado del caso Gabarre?, me preguntó haciéndose el despistado.

-La Organización me lo ha pedido por favor, sería un desconsiderado si no lo hiciera, contesté.

-Me parece una excelente política exterior, respondió visiblemente satisfecho.

No hay nada como hacer feliz a la gente, pensé mientras hacía señas a Iñaki para continuar la visita.

Me introdujo a lo largo de un laberinto de habitaciones ideado para marear al más pintado, al final nos encontramos en el túnel que conducía al famoso convento de clausura donde tenían alojadas a todas las prostitutas ilegales, vas a dormir en un convento lleno de putas, -me dijo sonriente.

La idea del convento era una coartada fantástica, digna de la mente de un Obispo, a la guardia civil no se le ha ocurrido hasta la fecha registrar ninguna casa de Dios, el día que lo hagan descubrirán el alcance real de la falta de vocaciones monacales.

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