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EL OCASO DEL R78

Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social. Artículo 9.2 de la Constitución Española...

Sería de género tonto no reconocer los beneficios que nos trajo la aprobación de la Constitución. De la misma manera hay que recordar que la Constitución se elaboró en unas circunstancias un poco especiales, saliendo de un régimen dictatorial en el que el jefe del Estado murió en un hospital habiendo dejado todo atado y bien atado. No es menos cierto que fue aprobada en referéndum por una amplia mayoría, si bien muchos la tomaron con un mal menor, una Constitución de mínimos para que se instaurara una monarquía parlamentaria. Pero llegados a este punto, y alcanzada cierta madurez democrática en nuestra sociedad, ya va siendo momento de plantearnos una reforma constitucional que haga realidad el mandato constitucional del artículo 9.2, que la libertad y la igualdad en España sean reales y efectivas. A diferencia de las Constituciones de otros Estados que se limitan a establecer ciertos principios constitucionales fácilmente adaptables en el tiempo, nuestra Constitución es una norma extensa que en muchos aspectos que regula ha quedado desfasada. Es el caso del modelo territorial que no dejó cerrado y que la payasada del procés ha confirmado que debe cerrarse a cal y canto de una vez, dejando las cuestiones competenciales y la financiación bien claritas para que queden de una vez por todas fuera del debate político. También es el caso de esos derechos sociales programáticos que enumera como una declaración de intenciones, pero que nunca han llegado a ser reales y efectivos, como el caso del derecho a una vivienda digna, por poner un ejemplo... esos derechos se deben concretar como tales. En el caso de la organización política también se necesita un pequeño repaso, especialmente en el caso del Senado ¿lo necesitamos? ¿lo modificamos?... y por último, el tema de la jefatura del Estado ¿monarquía o república? quizás este último debate no sea el más urgente, quizás podría dejarse para la próxima generación, pero en algún momento habrá que abordarlo. Y no, no es un drama abordar estás cuestiones, la Constitución no es un libro sagrado como pretenden algunos... y por cierto, si cae en miércoles el día de la Constitución, debe trasladarse al lunes o al viernes para no hacer la gilipollez de tener un día de fiesta en medio de la semana.

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