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EL ÚLTIMO FUMADOR

EL ÚLTIMO FUMADOR

Aunque no soy fumador de tabaco en activo, sí lo soy pasivo, debido a que frecuento ciertos lugares donde hay mujeres que fuman. Por ello, me veo en la obligación de elevar mi protesta contra las campañas antitabaco actuales que pretenden prohibir fumar en casi cualquier parte que no sea el retrete de tu casa.

Ciertamente creo que el tabaco es nocivo y las campañas antitabaco deberían promover un uso más moderado, tal y como se hace con las bebidas alcohólicas. De todas formas, los culpables de la actual situación de cuasi segregación son los propios fumadores que han abusado de su derecho fumando donde les ha salido de la polla durante decenios sin importarles el resto de las personas, ahora se quejan…

           

Actualicen la página, hay chicas nuevas… y fuman

 

Aquí os dejo un fragmento de “El Último Fumador”, relato de Yasutaka Tsutsui (perteneciente al libro “Hombres Salmonela en el Planeta Porno”)

Estoy sentado en lo alto del Palacio del Parlamento resistiendo los ataques con bombas lacrimógenas de los helicópteros de las Fuerzas Aéras de Autodefensa, que me rodean y describen círculos como moscas. Pronto disfrutaré de mi último cigarrillo, mi última muestra de resistencia. Mi camarada, el pintor Kusakabe, ha caído muerto hace unos instantes y me ha dejado solo como último fumador que queda en la Tierra. En este preciso momento, es probable que se estén difundiendo imágenes mías por todo el país, recortado en el cielo negro por los reflectores que me apuntan desde abajo, a través de las cámaras de televisión que tienen dentro de los helicópteros. Me quedan tres cajetillas y me resisto a morir antes de terminarlas. Por eso he estado fumando sin parar dos o tres cigarrillos a la vez. Siento que mi cabeza está embotada y la luz me empieza a cegar. Es sólo cuestión de tiempo que también yo caiga al suelo sin vida. (….)

                      

 

-¡Sólo queda uno! ¡Sólo queda uno! –gritaban unos manifestantes.

De repente, todo se tranquilizó allá abajo y los helicópteros desaparecieron. Alguien hablaba por un megáfono. Agucé el oído para oír lo que decían.

-… ¿no es así? Pero entonces será ya muy tarde. Y qué pérdida tan terrible sería, porque en estos momentos es una preciada reliquia de la Era del Tabaco. Deberíamos convertirlo en una especie rara protegida por la ley, un tesoro viviente que deberíamos preservar. Señoras, señores, ¿nos brindarán su ayuda? Repito. Somos la Sociedad para la Protección de los fumadores, creada en el día de hoy con carácter urgente.

Me recorrió un escalofrío por el cuerpo. ¡Oh, no! ¡Por favor, no me protejan! Era el inicio de una forma nueva de crueldad. Las especies protegidas están abocadas a la extinción. Son objeto de la curiosidad de todos, se las fotografía, se les ponen inyecciones y se las aísla; se les extrae el semen y se entretienen de diversas formas con sus otras partes del cuerpo. ¿Y qué pasa al final? Pues que se marchitan y mueren. Pero eso no es todo. Una vez muertas, las disecan y las exponen a la vista de todos. ¿Es así como tenía que morir? Era mejor morir a mi manera, así que decidí saltar por el tejado.

Pero ya era muy tarde. Habían colocado una red.

            

 

 

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