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QUE ME DESBARATAN EL LADA

QUE ME DESBARATAN EL LADA

 

Una manera barata de moverse por Cuba es alquilar a un lugareño con Lada o Moscovich (los coches americanos son más caros porque consumen más gasolina y además es más fácil que se averíen en medio del viaje) para que te lleve de excursión. Antes de subir conviene acordar recorrido y precio (no se lleven alguna sorpresa). A los cubanos les está prohibido llevar turistas en sus carros privados por lo que como yo soy de color cubano me tocó el privilegio de ir de copiloto con nuestro taxista ilegal, Fidelito (que es un buen chico, según nuestra rentadora o casera). Me tuve que quitar las gafas de sol de marca ya que no es creíble que las lleve un socialista (y también me quité el reloj). Si nos paran los caballitos (los picoletos de tráfico cubanos, en Cuba hay puestos de control del tránsito en todas las carreteras) no habléis, yo diré que sois mis hermanos (allá es muy normal no parecerte a tus hermanos). Y allá que nos dirigimos en el Lada (ver foto) a la granjita Siboney (lugar desde el que partió Fidel en su asalto al cuartel de Moncada y que tiene poco que ver) y a la playa de Siboney, luego fuimos al parque de la prehistoria. A la vuelta de tan largo viaje noté cierta presión abdominal por lo que sugerí una parada y bajé a mear, pero en esto que de repente nos vimos rodeados por un rebaño de vacas que salían de una zona arbolada por un camino que desembocaba en la carretera. ¡Bracea Jose! ¡Bracea! ¡Que me desbaratan el Lada! –me gritaba con desesperación Fidelito, mientras yo me partía la polla braceando con una mano y con la otra sujetándome la pinga en medio de un montón de vacas. ¡Esto es Cuba, chico!

 

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